La restructuración de los servicios esenciales que presta la empresa municipal Egemasa y cómo ha afectado a la recogida de residuos orgánicos y al tratamiento de las aguas residuales el estado de alarma sanitaria provocado por la COVID-19, y la petición de test rápidos a su plantilla, fueron los argumentos de la concejala de Medio Ambiente, Verónica Morillo, en el balance de su área municipal al cumplirse el primer mes de confinamiento.
La restructuración de los servicios esenciales que presta la empresa municipal Egemasa y cómo ha afectado a la recogida de residuos orgánicos y al tratamiento de las aguas residuales el estado de alarma sanitaria provocado por la COVID-19, y la petición de test rápidos a su plantilla, fueron los argumentos de la concejala de Medio Ambiente, Verónica Morillo, en el balance de su área municipal al cumplirse el primer mes de confinamiento.
En el transcurso de la comparecencia la concejala dijo que había pedido a la Comisión de Coordinación para la Seguridad que solicitara también a la Junta de Andalucía las pruebas de test rápidos para el personal de Egemasa, cuyos trabajadores también realizan sus labores en la calle “en primera línea”, apuntando que, hasta la fecha, ningún operario había tenido síntomas de contagio de la enfermedad y que, en fechas próximas, la totalidad de la plantilla se incorporará a los trabajos después de que la mitad de ella se encontrara reservada para que el servicio municipal no se interrumpiera en caso de contagios.
En cuanto a la recogida de residuos, los datos apuntan, en general, a una bajada en la recogida de la basura, tendencia que también se había observado en el caso del papel y cartón, mientras que en la recogida de vidrio era al alza. En porcentajes, la concejala señaló que la recogida de la fracción orgánica y resto había disminuido un 18 %, mientras que en el caso del cartón y papel lo había hecho un 4 %, reduciéndose también la recogía de envases “todo ello provocado por las suspensiones temporales de los establecimientos hosteleros y comerciales”.
En cuanto al agua y a su depuración, Morillo señaló que se había observado, por una parte, “una disminución en los picos de consumo al estar confinada la población”, mientras que en la depuración de agua “se observaba un cambio brusco en su calidad al disminuir la carga contaminante entre un 40 y un 50 % respecto a un período de actividad industrial normal”, añadiendo que continuaban los problemas derivados de los vertidos de toallitas desechables al saneamiento y la presencia de algunos guantes de látex.